El camino, no hay duda, es el viaje...
En el haiku, el viaje es otra cosa: expectación, observación, asimilación del "tránsito", comprensión de la vida como devenir. Viajar es sumirse en un recorrido sereno, placentero, a menudo inmóvil, del que nadie podría decir hacia dónde se orienta.
En numerosos haikus, el poeta se considera a sí mismo un vagabundo. Como Kikaku:
En el haiku, el viaje es otra cosa: expectación, observación, asimilación del "tránsito", comprensión de la vida como devenir. Viajar es sumirse en un recorrido sereno, placentero, a menudo inmóvil, del que nadie podría decir hacia dónde se orienta.
En numerosos haikus, el poeta se considera a sí mismo un vagabundo. Como Kikaku:
se remienda la blusa
mientras cae la tarde".
Al cabo de una vida, callejeo y vagabundeo se transforman lisa y llanamente en nomadismo. Así empiezan los años para Bashô. Y así terminan: "con un viejo sombrero, con las mismas sandalias". Al culminar una jornada de largo recorrido, Bashô, el maestro, el glorioso poeta, vuelve a la auténtica condición de todo caminante:
"Agotado,
buscando un lugar donde dormir",
reconoce, sin dejar de observar que en ese momento la verdadera noticia, el más grato acontecimiento, vienen del exterior:
"mientras florecen las glicinas".
buscando un lugar donde dormir",
reconoce, sin dejar de observar que en ese momento la verdadera noticia, el más grato acontecimiento, vienen del exterior:
"mientras florecen las glicinas".
El libro del haiku
Alberto Silva
5 comentarios:
Maravilloso texto... Y ahora emprendo viaje como el ánimo de asimilar, observar y siempre expectante. Mientras, sale y se pone el sol. París espera.
Abrazos a todos los Ítaca.
Matapozuelos, Medina del campo, Urueña, Olmedo, Segovia... esa vieja Castilla, Higinio, entre una pipa y pipa.
Bon voyage, El patio
Ya me han llegado algunas noticias del viaje. ¿Sigue el encanto de cuando el Quijote andaba por ahí? (creo).
Muy buena entrada !
http://haigahaikai.blogspot.com/
saludos
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