By Jove!... ¿Cómo definir a un francés?
La definición ritual del francés que come pan, no conoce la geografía y lleva la Legión de Honor, no es enteramente inexacta (aunque la legión de Honor, cuando uno se acerca, sea a veces el Ouissam de los alauitas)
Pero es insuficiente.
Me asusta el pensamiento de que si mi amigo abriera a un francés, caería, poseído por el vértigo, en un abismo de contradicciones.
La verdad... ¿Cómo definir a esas gentes que se pasan los domingos proclamándose republicanos y la semana adorando a la reina de Inglaterra; que dicen ser modestos, pero que hablan siempre de retener la antorcha de la civilización; que hacen del buen sentido uno de sus principales artículos de exportación, pero que conservan tan poco entre ellos que derriban sus gobiernos apenas formados; que colocan a Francia en su corazón, pero sus fortunas en el extranjero; que son enemigos de los judíos en general y tienen un amigo israelita en particular; que se regocijan escuchando a sus chansonniers ridiculizar a los militares, y al menor toque de trompeta se vuelven marciales; que detestan que se les critiquen sus extravagancias, pero que no cesan de denigrarlas ellos mismos; que dicen ser amantes de lo lineal, pero alimentan una afectuosa inclinación por la torre Eiffel; que admiran en los ingleses la ignorancia del "sistema D", pero se considerarían ridículos si declararan al fisco el importe exacto de sus rentas; que se burlan de los chistes escoceses, pero que intentan conseguir un precio inferior al marcado; que se refieren complacidos a su Historia, pero que no quieren historias; que no hay quien los haga pasar una frontera sin llevar de contrabando alguna cosilla, pero que detestan no estar en regla; que se obstinan en afirmar que son gente "a quien nadie se la pega" y se apresuran a elegir diputado al que les promete la luna; que dicen "Abril venido, no te quites ni un hilo", pero suprimen la calefacción el 31 de marzo; que cantan la gracia de su campiña, pero le dedican sus peores injurias; que sienten un gran respeto por los tribunales, pero no se dirigen a los abogados más que para ver la mejor forma de burlar la ley, y, en fin, que se quedan encantados cuando uno de sus grandes hombres les habla de su grandeza, de su gran misión civilizadora, de su gran país, de sus grandes tradiciones, pero cuyo sueño es retirarse, junto a una pequeña calle, en un pequeño rincón tranquilo, sobre un pequeño pedazo de tierra, con una mujercita que, contentándose con unos trapitos nada caros, les prepare sus buenos platitos y sepa, cuando se presente la ocasión, recibir amablemente a los amigos para jugar una partidita?
La definición ritual del francés que come pan, no conoce la geografía y lleva la Legión de Honor, no es enteramente inexacta (aunque la legión de Honor, cuando uno se acerca, sea a veces el Ouissam de los alauitas)
Pero es insuficiente.
Me asusta el pensamiento de que si mi amigo abriera a un francés, caería, poseído por el vértigo, en un abismo de contradicciones.
La verdad... ¿Cómo definir a esas gentes que se pasan los domingos proclamándose republicanos y la semana adorando a la reina de Inglaterra; que dicen ser modestos, pero que hablan siempre de retener la antorcha de la civilización; que hacen del buen sentido uno de sus principales artículos de exportación, pero que conservan tan poco entre ellos que derriban sus gobiernos apenas formados; que colocan a Francia en su corazón, pero sus fortunas en el extranjero; que son enemigos de los judíos en general y tienen un amigo israelita en particular; que se regocijan escuchando a sus chansonniers ridiculizar a los militares, y al menor toque de trompeta se vuelven marciales; que detestan que se les critiquen sus extravagancias, pero que no cesan de denigrarlas ellos mismos; que dicen ser amantes de lo lineal, pero alimentan una afectuosa inclinación por la torre Eiffel; que admiran en los ingleses la ignorancia del "sistema D", pero se considerarían ridículos si declararan al fisco el importe exacto de sus rentas; que se burlan de los chistes escoceses, pero que intentan conseguir un precio inferior al marcado; que se refieren complacidos a su Historia, pero que no quieren historias; que no hay quien los haga pasar una frontera sin llevar de contrabando alguna cosilla, pero que detestan no estar en regla; que se obstinan en afirmar que son gente "a quien nadie se la pega" y se apresuran a elegir diputado al que les promete la luna; que dicen "Abril venido, no te quites ni un hilo", pero suprimen la calefacción el 31 de marzo; que cantan la gracia de su campiña, pero le dedican sus peores injurias; que sienten un gran respeto por los tribunales, pero no se dirigen a los abogados más que para ver la mejor forma de burlar la ley, y, en fin, que se quedan encantados cuando uno de sus grandes hombres les habla de su grandeza, de su gran misión civilizadora, de su gran país, de sus grandes tradiciones, pero cuyo sueño es retirarse, junto a una pequeña calle, en un pequeño rincón tranquilo, sobre un pequeño pedazo de tierra, con una mujercita que, contentándose con unos trapitos nada caros, les prepare sus buenos platitos y sepa, cuando se presente la ocasión, recibir amablemente a los amigos para jugar una partidita?
Los comentarios del mayor Thompson
Pierre Daninos
1 comentario:
Dicen que una imagen, vale más que mil palabras
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