Si fuera posible físicamente, no se podría concebir castigo más diabólico que soltar a alguien en la sociedad y que pasara absolutamente desapercibido entre todos sus miembros. Si nadie volviera la vista cuando entramos, contestara cuando hablamos o si a nadie le importara lo que decimos, si las personas a las que nos encontramos "nos hicieran el vacío" y actuaran como si no existiéramos, no tardaría en invadirnos una desesperación furiosa e impotente y, en comparación, la tortura física más cruel sería un alivio.
Principios de psicología, 1890.
William James
2 comentarios:
Así pasan las cosas que pasan.
Recemos para que nunca vivamos la situación que describe James en su libro,y que el destino nos depare otras vivencias menos tenebrosas.
¡Toquemos madera!
Un fuerte abrazo, amiga Mariàngela.
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