miércoles, 20 de julio de 2011

Eugenia Grandet

Vladimir Paroshin. Otoño.

Hay en ciertas ciudades de provincias algunas casas cuya vista provoca una melancolía igual a la que inspiran los claustros más sombríos, las landas más yermas o las más tristes ruinas. Es que, sin duda, se encuentran en estas casas, a la vez, el silencio del claustro, la aridez de las landas y los despojos de las ruinas; la vida y el movimiento adquieren en ellas una marcha tan reposada, que un extranjero las creería deshabitadas, si no encontrase de repente la mirada lánguida y fría de una persona inmóvil, cuyo rostro, medio monástico, asoma por la ventana al oír el ruido de pasos desconocidos.

Traducción de J. Álvarez Pastor

Eugenia Grandet
Honorato de Balzac

2 comentarios:

Beatrice dijo...

Maravillosa entrada amigos de Itaca, yo vivo en la provincia y he visto muchas casas así y personas que se asoman al ruido de los pasos...
Un placer haber descubierto este blog.
Saludos

Higinio dijo...

Casi con toda seguridad todos hemos vivido lo que Balzac cuenta y tú corroboras. Esas aldeas perdidas, esos pueblos pequeños, casi abandonados de la mano de Dios, en los cuales, sin embargo, es agradable pasear.
Gracias por tu amable comentario.

Un fuerte abrazo, amiga Beatriz.