En un arrebato, me fui a Hangchow. Hay momentos en nuestra existencia, en que se siente la absoluta vacuidad de la vida cotidiana que llevamos y debemos ir hacia alguna parte, o desmoronarnos física y mentalmente. Esta sensación es llamada de diversos modos: "urgencia interior de independencia" (por los hijos mimados) ; "llamado divino" (por la gente que va a ultramar, a aventurarse entre los paganos) ; "deber religiosos" (por los peregrinos budistas), o "estallido sublimal del impulso de nomadismo" (por nuestros profesores de psicología). Yo lo llamo, más simplemente, "el tiempo". Sí ; era tiempo. Tenía que ir a alguna parte.
Traducción de Alfredo Weis y Héctor F. Miri.
Amor e ironía
Lin Yutang
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