martes, 3 de enero de 2012

Matsushima

Matsushima. Archivo LIFE.

Ya es un lugar común decirlo: el paisaje de Matsushima es el más hermoso del Japón. No es inferior a los de Doteiko y Seiko, en China. El mar, desde el sureste, entra en una bahía de aproximadamente tres ri, desbordante como el río Sekiko de China. Es imposible contar el número de las islas: una se levanta como un índice que señala al cielo; otra se tiende boca abajo sobre las olas; aquélla parece desdoblarse en otra; la de más allá se vuelve triple; algunas, vistas desde la derecha, semejan ser una sola y vistas del lado contrario, se multiplican. Hay unas que parecen llevar un niño a la espalda; otras como si lo llevaran en el pecho; algunas parecen mujeres acariciando a su hijo. El verde de los pinos es sombrío y el viento salado tuerce sin cesar sus ramas de modo que sus líneas curvas parecen obra de un jardinero. La escena tiene la fascinación distante de un rostro hermoso. Dicen que este paisaje fue creado en la época de los dioses impetuosos, las divinidades de las montañas. Ni pincel de pintor ni pluma de poeta pueden copiar las maravillas del demiurgo.

Traducción de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya.

Sendas de Oku
Matsuo Basho

3 comentarios:

Héctor Hdz. Díaz dijo...

Acabo de leer este pasaje en mi libro y, como Basho, estoy conmovido ... Es grato ver que en internet alguien comparte nuestros mismos gustos : ) Un saludo desde el Centro de Tlalpan.

Héctor Hdz. Díaz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Higinio dijo...

Gracias por tu comentario, amigo Héctor. Leer a Basho es un placer. Y leyendo su 'Sendas de Oku', vagamos con él recorriendo el antiguo Japón.

Un fuerte abrazo, amigo Héctor.