viernes, 9 de marzo de 2012

Escribir

Marguerite Duras, fotografiada por Hélène Bamberger en 1990.

La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada del estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir.

Traducción de Ana María Moix

Escribir
Marguerite Duras

2 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Para ganar el bien de la soledad debemos hacer esfuerzos, parece que todo se empeñe en acompañarnos, en distraernos, en hacer ruido, es muy difícil, amigo Higinio, conseguir la soledad creativa lejos del incordio de los neones y las bambolinas.
Salud
Francesc Cornadó

Higinio dijo...

Tienes muchísima razón. La "soledad creativa" es esquiva como la lluvia en el desierto. Si la llamamos Musa tampoco acudirá a ninguna llamada de socorro. Pero hay que perseverar.

Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó.