Cristiano y musulmán jugando al ajedrez. Ilustración del Libro de los juegos de Alfonso X. Imagen tomada de Wikimedia Commons.
Cada pieza se hallaba ya en su escaque,
las negras y las blancas, frente a frente;
la brega comenzó, e incontinente,
un caballo al rey blanco daba jaque.
Murió la reina blanca; al ataque
las negras se lanzaban diestramente,
y el negro caballejo, de repente,
por poco al blanco rey le daba mate.
Al rey blanco, diezmada ya su grey,
el caballo cercó, y un peón vecino;
un jaque y otro jaque: Era la ley.
Pero el rey siempre altivo, digno, fino;
que él, bien que sitiado, aún era rey,
y ellos, uno peón y el otro equino.
Ajedrez
Francisco Vázquez
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