Hubert Sattler. Pirámides de Gizeh (Siglo XIX).
Un comerciante de Coblenza realizó el pasado año el sueño de su vida de
visitar las pirámides de Gizeh y, después de haber visitado esas
pirámides, tuvo que calificar esa visita de la mayor decepción de su
vida, lo que comprendo porque también yo estuve el pasado año en Egipto y
me sentí decepcionado, sobre todo, por las pirámides. Sin embargo,
mientras que yo superé muy rápidamente mi decepción, el comerciante de
Coblenza se vengó de su decepción haciendo publicar anuncios durante
meses enteros y de páginas enteras en todos los periódicos importantes
de Alemania, de Suiza y de Austria, en los que advertía a todos los
futuros visitantes de Egipto en contra de las pirámides, sobre todo de
la famosa pirámide de Keops, que lo había decepcionado profundamente,
más aún que las otras. En esos anuncios que él mismo llamaba
antiegipcios y antipiramidales, el comerciante de Coblenza se gastó en
plazo brevísimo su fortuna, precipitándose en un infortunio total. Como
es natural, sus anuncios no tuvieron en los viajeros a Egipto el efecto
que esperaba, al contrario, la cifra de los que en este año han visitado
Egipto se ha duplicado con respecto a la del año anterior.
Traducción de Miguel Sáenz
El imitador de voces
Thomas Bernhard
2 comentarios:
Se arruinó el comerciante de Coblenza, su infortunio no deja de ser otra maldición más de las pirámides.
Salud
Francesc Cornadó
La enseñanza que nos deja el comerciante de Coblenza es que no debemos idealizar en demasía ninguna cosa.
Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó.
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