Michael Parkes. Doncella nubia, 1994.
Equecrates vino de Tesalia y consultó el oráculo de  Delfos. Pero entró 
tan repentinamente que la profetisa ("una doncella  consagrada a Diana",
 que apenas tenía 17 años) no tuvo tiempo de  abrocharse la clámide. Lo 
recibió, pues, semidesnuda y se ubicó, como de  costumbre, sobre el 
trípode. El trípode ("mesa de tres pies") estaba  colocado, a su vez, 
sobre el célebre agujero de donde salía la humareda  (la fumata) que 
envolvía a la virgen mientras se convulsionaba antes de  contestar.
La pregunta de Equecrates fue la siguiente: "¿En qué lugar del mundo, en qué rincón o agujero estaré a mis anchas y hallaré la felicidad?". Y la respuesta proyectada con "voz misteriosa" desde la profundidad en que salía la fumata (la profetisa abría la boca como en las películas dobladas) fue rápida y no menos misteriosa: "Ese agujero que buscas -dijo una voz- está muy cerca de ti".
La pregunta de Equecrates fue la siguiente: "¿En qué lugar del mundo, en qué rincón o agujero estaré a mis anchas y hallaré la felicidad?". Y la respuesta proyectada con "voz misteriosa" desde la profundidad en que salía la fumata (la profetisa abría la boca como en las películas dobladas) fue rápida y no menos misteriosa: "Ese agujero que buscas -dijo una voz- está muy cerca de ti".
Equecrates interpretó el oráculo y raptó a la virgen. 
Había hallado la felicidad.
Historias de monstruos (1969)
Juan-Jacobo Bajarlía
Juan-Jacobo Bajarlía

No hay comentarios:
Publicar un comentario