Abelardo Castillo. Foto: Clarín. com.
En cuarenta años de literatura aprendí dos o tres cosas más, pero, por decirlo así, son de orden moral. Por ejemplo: corregir encarnizadamente un texto no es una tarea retórica o estilística, es un trabajo intelectual.
La poesía no es una manera de escribir, es más bien un modo de vivir, de percibir el mundo.
Estamos atravesando por lo que yo llamaría una crisis universal del sentido. La religión, la ciencia, el arte, ya no dan respuestas a nadie. El fin de la historia, el fin de las ideologías, la muerte de las utopías, quieren decir sencillamente que no le vemos un sentido al mundo. La pregunta, entonces, sería: ¿Qué sentido tiene la literatura en un mundo sin sentido? No hay más que dos respuestas. La primera: ningún sentido. La segunda es precisamente la que hoy no parece estar de moda: el sentido de la literatura es imaginarle un sentido al mundo y, por lo tanto, al escritor que la escribe.
Ser escritor (1997)
Abelardo Castillo
2 comentarios:
Una mente preclara. Coincido absolutamente con lo que dice don Abelardo, corregir es un acto intelectual, sobre todo en poesía. Sin corrección, rigor y pecisión no es posible una expresión clara y mucho menos estética. Estas cualidades precisan calma, reflexión y responsabilidad y esto es "un modo de vivir, de percibir el mundo"
En cuanto a las respuestas a las dos cuestiones que plantea, me gustaría poder confiar en la segunda, pero viendo la realidad, debo decir que me cuesta mucho encontrarle sentido a la literatura más allá de la belleza.
Salud
Francesc Cornadó
Corregir es necesario y tan importante como escribir, el escritor ve más conscientemente lo que ha escrito en el pasado reciente o lejano. Es también una toma de decisiones.
La literatura es también para mí, más que otra cosa, belleza.
Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó.
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