jueves, 31 de julio de 2014

Desde entonces

José Emilio Pacheco. Foto: Virginia Bautista. (Excélsior).

EL ARTE DE LA GUERRA

Años de errar en el desierto. Salvé la vida porque el verdugo se compadeció y entregó el recién nacido a unos pastores. Cuando alcancé la mayoría de edad me dijeron: "Eres hijo del rey asesinado. Acaudilla a los desafectos, recobra lo que te pertenece".
Las tropas del impostor no me alcanzaron. Años de errar en el desierto. Me enseñaron el arte de la guerra las tribus mercenarias. Al invocar el nombre de mi padre levanté ejércitos. Tras veinte años de combate, gracias a la valentía de mis soldados y la astucia de mis lugartenientes, tomé la capital, hice pedazos al tirano y me senté en el trono que no se comparte.
Ahora soy rey. No se lo deseo a nadie. En los ojos de mis compañeros de lucha observo el odio y el brillo de la daga que tarde o temprano se clavará en mi espalda.

EL LIBRO

Lo compré hace muchos años. Pospuse la lectura para un momento que no llegó jamás. Moriré sin haberlo leído. Y en sus páginas estaban el secreto y la clave.

Desde entonces (1980)
José Emilio Pacheco 

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