Pedro Salinas. Razón de amor.
¡Ojos azules, nunca
igual a ojos azules!
La luz del día este
no es aquella de ayer,
ni alumbrará mañana.
En infinitos árboles
del mundo, cada hoja
vence al follaje anónimo,
por un imperceptible
modo de no ser otra.
Las olas,
unánimes en playas,
hermanas, se parecen
en el mirar azul,
en el color del pelo,
o gris, sí. Pero todas
tienen letra distinta
cuando cuentan sus breves
amores en la arena.
¡Qué gozo, que no sean
nunca iguales las cosas,
que son las mismas! ¡Toda,
toda la vida es única!
Y aunque no las acusen
cristales ni balanzas,
diferencias minúsculas
aseguran a un ala
de mariposa, a un grano
de arena, la alegría
inmensa de ser otras.
Si el vasto tiempo entero
—río oscuro— se escapa,
en las manos nos deja
prendas inmarcesibles
llamadas días, horas
en que fuimos felices.
Razón de amor (1936)
Pedro Salinas
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