sábado, 24 de marzo de 2018

Alas

Enrique Anderson Imbert. El grimorio.

Yo ejercía entonces la medicina en Hamauaca. Una tarde me trajeron un niño descalabrado; se había caído por el precipicio de un cerro. Cuando para revisarlo le quité el poncho vi dos alas. Las examiné: estaban sanas. Apenas el niño pudo hablar le pregunté: —¿Por qué no volaste, m'hijo, al sentirte caer? —¿Volar? —me dijo— ¿Volar, para que la gente se ría de mí?

El grimorio (1961)
Enrique Anderson Imbert

No hay comentarios: