miércoles, 27 de junio de 2018

Las ciudades invisibles

Italo Calvino. Las ciudades invisibles.

Las ciudades y los ojos. 3.

Después de haber marchado siete días a través de boscajes, el que va a Bauci no consigue verla y ha llegado. Los finos zancos que se alzan del suelo a gran distancia uno del otro y se pierden sobre las nubes sostienen la ciudad. Se sube por escalerillas. En tierra los habitantes rara vez se muestran; tienen ya todo lo necesario arriba y prefieren no bajar. Nada de la ciudad toca el suelo salvo las largas patas de flamenco en que se apoya, y en los días luminosos, una sombra calada y angulosa que se dibuja en el follaje.
Tres hipótesis se anuncian sobre los habitantes de Bauci; que odian la tierra; que la respetan al tiempo de evitar todo contacto; que la aman como era antes de ellos, y con largavistas y telescopios apuntando abajo no se cansan de pasarle revista, hoja por hoja, guija por guija, hormiga por hormiga, contemplando fascinados su propia ausencia.

Traducción de Aurora Bernárdez

Las ciudades invisibles (1972)
Italo Calvino

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