domingo, 5 de agosto de 2018

Escribir

Ilustración de Harry Kwinkelenberg.

Sin embargo, en Trouville había la playa, el mar, la inmensidad de los cielos, de las arenas. Y era eso, ahí, la soledad. En Trouville miré el mar hasta la nada. Trouville es una soledad de mi vida entera. Conservo esa soledad, , ahí está, inexpugnable, a mi alrededor. A veces cierro las puertas, desconecto el teléfono, desconecto mi voz, no quiero nada más.
Puedo decir lo que quiero, nunca descubriré por qué se escribe ni cómo no se escribe.

No sé qué es un libro. Nadie lo sabe. Pero cuando hay uno, lo sabemos. Y cuando no hay nada, lo sabemos como sabemos que existimos, no muertos todavía.

Traducción de Ana María Moix

Escribir (1993)
Marguerite Duras

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