Juan Pedro Aparicio retratado por Ulises.
El compromiso
EN LA VIDA se había permitido muy poco, pues era parco en el consumo, retraído en las diversiones y escueto en el regalo. Sólo daba palabras, habladas o escritas; con las habladas conquistó amigos, con las escritas, fama. Triste en el amor, monógamo por desidia, dejó que uno de sus personajes femeninos se enamorase de él. Se acostó con ella repetidas veces, la disfrutó durante meses, pero cuando ella le pidió que diera el paso de comprometerse, se puso a escribir otra novela.
El santo
UNA VEZ MUERTO se negó, por humildad, a realizar ese milagro que Roma exige para ser elevado a los altares.
Juan Pedro Aparicio
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