Pablo García Baena. Fieles guirnaldas fugitivas.
Albor primero, lumbre contenida,
noticias de dominios abolidos.
Abres, cierta cautela, azar y páginas.
¿Seguirá todo igual, vida, muerte, ruinas
del amor? Tú ya lejos.
Ávido lees. Desgana. Desaliento.
Irrespirable es el hedor del calco,
las lágrimas prestadas glicerina,
gruesos cirios eléctricos alumbran
el amor en las cámaras ardientes.
¿Y esto era todo, aquel deslumbramiento?
Silencioso entreabres la ventana
y aspiras, desde alto, vasta noche.
Turba la madreselva y estás solo.
¿Salir ahora? No te espera nadie.
Vuelves a tus amigos reales: seminario
de Besançon, Fabricio
-las violetas de Parma junto al guante-,
Sor Teodora de Aransis, rúas húmedas
de Dublín, vivos Joyce, Galdós, Stendhal.
Fieles guirnaldas fugitivas (1990)
Pablo García Baena
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