miércoles, 25 de marzo de 2020

Viajeros

Galeotes, de César Álvarez Dumont (Museo del Prado).

Un esclavo

Llevo cadenas. Los dioses no han muerto pero están solos. A mi lado, rabia. Soy la raíz del mundo. La mirada del fuego reflejada en la noche. Mis manos inventan el tambor despojado, y preparan ya la fuga. Preso en lo hondo de este barco, soy la inevitable revuelta.

Dostoyevski

Atrás ha quedado el primer triunfo. El abandono de las noches blancas. Las misivas aprendiendo a postular desde cuartuchos. Ancladas en el recuerdo están las cúpulas distantes, la capucha sobre mis ojos, la descarga de los fusiles detenida por una orden sagrada. Lo único que queda ahora es el frío, como una cuchilla de oprobio que atraviesa a Siberia. Y la luz derramada sobre el presidio, la culpa, la expiación. Y quedo yo, amparado por esta aterradora felicidad de estar vivo.

Viajeros (1999)
Pablo Montoya

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