martes, 6 de abril de 2021

Ensayo sobre el día logrado

Peter Handke, en el instituto Goethe de Madrid. Foto: Bernardo Pérez. 

Según esto, para ti, para que un día pueda llamarse logrado, tiene que contar cada momento, desde que te despiertas hasta que te vuelves a dormir, y esto además de tal forma que este día represente siempre una prueba superada (peligro). Pero en esto, ¿no llama la atención el hecho de que para casi todo el mundo, por regla general, un único momento cuente ya como día logrado (y que tu concepto de él, a diferencia de lo que ocurre con los que te rodean, tenga algo de despótico)? «Cuando yo, al amanecer, estaba junto a la ventana, un pajarito pasó volando a toda velocidad por delante de mí y emitió un sonido, como si estuviera destinado a mí, y este fue ya un día logrado» (narrador A). «Hoy el día fue logrado en el momento en que, al teléfono —aunque tú solo tenías el proyecto de seguir leyendo el libro—, las ganas de viajar que había en tu voz se me transmitieron a mí» (narrador B). «Para decirme a mí mismo que el día ha sido un día logrado, no he necesitado nunca un momento especial —me bastaba al despertar algo así como una simple respiración, un hálito, un souffle (un tercer narrador)». ¿Y no te llama la atención el hecho de que, en general, si un día ha sido logrado o no sea algo que parece decidido de antemano, antes de que este día haya empezado realmente?

Traducción de Eustaquio Barjau Riu

Ensayo sobre el día logrado (1990)
Peter Handke 

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