viernes, 28 de mayo de 2021

Notas

Fernando Botero. Bodegón con libros.

Cuando somos jóvenes aspiramos ansiosamente a que la moral y la historia ratifiquen nuestras ideas; más tarde aspiramos solamente a que no las refuten.

El que no sabe expresarse no solamente es ignorado del mundo, sino también a sí mismo oscuro.

Las palabras limpian el espíritu de su confusión y de su niebla.

Aspirar a lo más alto es la ambición que más seguramente impide toda empresa.

No sé concebir una filosofía que no tenga por base la noción de individuo. 
Pero no es tanto en la noción vulgar de individuo que pienso, suma de realidades sociales o concepto taxonómico, como en el individuo centro de fuerzas autónomas, realidad creadora y rica en densas penumbras.

La mediocridad no consiste en aceptar el lugar común como punto de llegada, sino en tomarlo como punto de partida. No es mediocre el que desemboca allí por sus propios caminos, sino el que se instala allí, vive allí y allí mora. 

No debemos admitir que lo que dura un día desprecie lo que dura un instante.
Carentes de una escala para medir la absoluta importancia de las cosas, declaremos que todo lo que procure belleza, o solamente interés, a la existencia es digno, si no de nuestro respeto, por lo menos de nuestro agradecimiento.

Todo objeto encierra insospechados esplendores. En todos duerme un dios que nuestro amor despierta.

Notas (1954)
Nicolás Gómez Dávila 

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