Jacques Soubrier. Monjes y bandidos.
Capítulo VIII
Aventuras en el Irán
Ahora la pendiente puede descender. Marchamos sobre la vertiente iraniana.
Poco tiempo después el suelo mejora un poco. Volvemos a agruparnos.
—Nos hallamos en Persia — me dice Djemil.
La decoración apenas cambia. En el aire que respiramos flotan los mismos olores y el crepúsculo naciente nada revela, ni de los jardines de Ispahán ni de los palacios de Persépolis. Y sin embargo...
El solo nombre de Persia lleva a nuestro espíritu una hoja de historia y de leyenda. Significa Hafiz y Saadi, Roustem y Nadir-Shah y toda la serie de los Daríos o la fulgurante epopeya de los sasánidas. Hay palabras más ricas y más expresivas que todos los paisajes y que todos los monumentos de la tierra...
Traducción del Duque de Maqueda
Monjes y bandidos (1945)
Jacques Soubrier
No hay comentarios:
Publicar un comentario