jueves, 14 de octubre de 2021

Vendrán más años malos y nos harán más ciegos

Retrato de Rafael Sánchez Ferlosio. EFE/Heraldo.

Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere.

(Diosas) Entre dos grandes bestias, no sé cuál más feroz, Naturaleza e Historia, se agolpa, despavorida, la progenie humana.

Sin embargo..., ¡oh, sin embargo!, parecen adivinarse aquí y allá dispersas, débiles, inciertas huellas de que ha habido, de que ha podido haber, o por lo menos ha querido haber, alguna vez, un mundo.

«Casi» y «Algo», nombre de dos cadáveres que yacen en el fondo del barranco.

Si la cabeza cortada, que, como una piedra más, rueda hacia el mar por la empinada ladera pedregosa, acelerándose en rebotes cada vez más largos, pudiese, antes de ahogar su voz en el fragor y en la espuma de las olas que han de estrellarla contra el acantilado, gritar el nombre de la amada, no cabe duda de que lo gritaría, sin hacerse cuestión de la inutilidad de malgastar así su aliento postrimero.

La leal recomendación: «Ajústate a los hechos», a poco que se recalque, amaga siempre teñirse y aun virarse en el desleal y tácito mensaje: «Doblégate a lo más fuerte».

Vendrán más años malos y nos harán más ciegos (1993)
Rafael Sánchez Ferlosio 

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