lunes, 24 de enero de 2022

Hora matinal

Ilustración de Cornelis Kloos.

Poco antes de despertar soñé algo extrañamente bello de lo que media hora más tarde apenas sabía nada. Al levantarme, sólo me vino a la mente la imagen de una hermosa mujer a la que adoraba rebosante de sentimiento juvenil. Me sentía maravillosamente renovado y excitado por la floreciente juventud del bonito sueño. Me vestí deprisa, todavía estaba oscuro. El aire invernal se abatió sobre mí desde la ventana abierta. Los colores era tan serios, tan nítidos... Un verdor frío y noble luchaba con el incipiente azul; el cielo estaba repleto de nubes rosáceas. El día que despertaba aún llevaba al cuello a la luna  como una joya de plata y se me antojaba de una celestial belleza. Me apresuré a salir al aire libre, a la calle, alegre, emocionado y animado por el bonito sueño y el hermoso día. Invadido por un deseo y una esperanza juvenil, había adquirido una delicada y al tiempo ilimitada confianza en mí mismo. No quería pensar en nada, en nada más, ni indagar qué me alegraba tanto. Caminé monte arriba, feliz. Qué sublime te sientes cuando estás alegre, qué feliz te sientes con una confianza renovada, y qué bien estás cuando la cabeza y el corazón rebosan de esperanzas renacidas.

Traducción de Rosa Pilar Blanco

Sueños. Prosa de la época de Biel (1913-1920)
Robert Walser

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