lunes, 17 de enero de 2022

Libertad de los personajes

Ernesto Sabato. Heterodoxia.

Los seres reales son libres. Si los personajes de una novela no son también libres, son falsos; y la novela se convierte en un simulacro sin valor. 
El autor se siente frente a un personaje como un espectador ineficaz frente a un ser de carne y hueso: puede ver, hasta puede prever, el acto pero no lo puede evitar. Hay algo irresistible que mana de las profundidades del ser ajeno, de su propia libertad, que ni el espectador ni el autor pueden impedir.
Lo curioso, lo ontológicamente digno de asombro, es que ese personaje es una hipóstasis del propio autor. Es como si una parte de su ser fuese esquizofrénicamente  testigo de la otra parte, y testigo ineficaz.
La vida es libertad dentro de una situación, pero la novela es una doble libertad, pues nos permite ensayar (misteriosamente) otros destinos: es a la vez una tentativa de escapar a nuestra finitud —valor ontológico— y una evasión de lo cotidiano —valor psicológico.

Heterodoxia (1951)
Ernesto Sabato 

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