martes, 10 de mayo de 2022

La admiración del ciruelo

Fukuyiro Wakatsuki. Tradiciones japonesas.

El amor de los japoneses por los cerezos es conocido en el mundo entero. Lo que acaso sea menos sabido es que los habitantes de nuestro país sienten un amor no menor al ciruelo, cuyas elegantes y perfumadas flores merecen atención particular.
Esta preferencia obedece a razones de carácter simbólico. Las flores del ciruelo se adelantan a todas las demás. Aparecen inmediatamente después de que el valiente árbol ha pasado los rigores del invierno. El ciruelo es, pues, reverenciado sobre todo por los furiuyin, como llamamos a los hombres de gusto delicado y a los poetas, que ponen las alegrías del espíritu por encima de las demás y las buscan en la contemplación de las bellezas naturales.
En el Japón la flor del ciruelo es considerada incluso como más aristocrática que la del cerezo.
Los paseantes ven a veces en el campo o en un parque una hojita de papel de forma rectangular, atada a una rama de ciruelo o de cerezo. Este papel lleva un haikai o un waka. Es el tanyuaku utilizado por los poetas para escribir sus poemas.
En el Japón el arte de los pintores y de los dibujantes se pliega a ciertas costumbres que rigen la composición de sus obras. Así, cuando se representa determinada planta, hay que representar en el mismo cuadro determinado animal.
Si, por ejemplo, se figura un bambú, habrá que completar la figura con la de un tigre o la de un gorrión. El pino tiene como complemento una cigüeña. El ciruelo exige que se represente a su lado al ruiseñor, que canta en primavera con voz maravillosa.

Traducción de M. Morales

Tradiciones japonesas
Fukuyiro Wakatsuki

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