Rosalba Campra. Foto: Diario Alfil.
En sus sueños solía ser un príncipe capaz de volar, pero todos esos sueños se desarrollaban en una estación en ruinas, donde se había quedado solo, sin valijas ni documentos. Tenía miedo y frío. Un desierto sin fin se extendía detrás de las ventanas de vidrios emplomados. ¿Tal vez se trataba de otro planeta?
Podría levantar vuelo desde allí, porque el techo está derruido, pero por encima sopla un viento huracanado que arrastra remolinos de arena. Por alguna razón sabe el nombre de ese viento, shamal, o cree recordarlo. En fin. esas cosas típicas de las pesadillas.
Al despertar, sin embargo, lo que recordaba eran paisajes de prados fragantes o farallones de ocre, su propio palacio con la mesa ricamente aparejada, las caricias esplendorosas de una desconocida y otras felicidades por el estilo.
El psicoanalista se ponía furioso. Todas las veces hace señas a su paciente desde los escombros de la boletería, con la esperanza a que se decida a comprar el pasaje. Tren. ómnibus, caravana, lo que sea con tal de sacarlo de ahí, y salir él mismo. Pero su paciente no lo ve. O finge no verlo.
Cuentos
Rosalba Campra
2 comentarios:
Hola Higinio.
Pasé a saludar y me encontré con Los Soñadores, gracias por la compañía.
Un abrazo grande.
Muchas gracias por tu comentario. Se agradece siempre una voz amiga.
Un fuerte abrazo, amiga Marta Ortiz
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