Un valor imaginarioUn valor imaginarioSegún aclaración del autor, la erúntica ("Die Eruntizitätslehre"., "Eruntics", "Eruntique".: el nombreproviene de "erunt" = "serán", 3ª persona del plural del futuro de "esse") no se propone ser una variante de la prognóstica o futurología.
LA ERÚNTICA
Reginald Gulliver
George Allen & Unwín LTD
40 Museum Street/London
Prólogo
......
No se puede aprender, porque nadie conoce las reglas de su funcionamiento. Tampoco sirve para ayudarnos a prever cosas que nos interesan. No es una "ciencia oculta", al estilo de la astrología o dianética, ni una disciplina ortodoxa de ciencias naturales. En consecuencia, se trata aquí verdaderamente de un fenómeno condenado a destierro "en todos los mundos".
Reginald Gulliver se presenta al lector en el primer capítulo como filósofo-diletante y bacteriólogo amateur que un buen día, hace dieciocho años, tomó la decisión de enseñar a las bacterias la lengua inglesa. El impulso se debió a una casualidad. El día crítico el autor estaba sacando del termostato unas cápsulas de Petri, esos pequeños recipientes planos, de cristal, donde las bacterias se cultivan in vitro sobre gelatina agar-agar. Hasta entonces, dice, la bacteriología era para él sólo una distracción, se dedicaba a ella como hobby, sin pretensiones ni esperanzas de hacer ningún descubrimiento. Simplemente, le gustaba, así lo declara, observar la multiplicación de los microbios en su lecho de agar: le admiraba la "sagacidad" de aquellas "plantitas invisibles" que formaban sobre un substrato turbio colonias del grosor de una cabeza de alfiler. Para comprobar la eficacia de los productos antibacterianos, se los deposita sobre el agar con ayuda de una pipeta o un trocito de algodón; allí donde los antibióticos manifiestan su acción, el agar queda libre de colonias bacterianas. Como hacen a veces los ayudantes de laboratorio, R. Gulliver mojó un algodoncito en el antibiótico y con él escribió sobre el fondo liso de agar-agar la palabra "Yes". La inscripción, de momento invisible, se percibía claramente al día siguiente, ya que las bacterias, multiplicándose intensamente, habían recubierto todo el agar con los puntitos de sus colonias, salvo en la huella dejada por el algodoncito que había servido de pluma. Fue entonces, afirma R. Gulliver, cuando se le ocurrió por primera vez que ese proceso podía ser "reversible".
(Traducción de Jawiga Mauricio)
Stanilaw lem
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