domingo, 26 de abril de 2009

Nawa Shibari de Paula Lapido

Fuente: www.sugiuranorio.jp
NAWA SHIBARI
Lambert entra en la sala. Lleva puesta una gabardina beige y manosea la edición vespertina de Le Monde. El local está atestado y solo quedan un par de mesas libres. En el escenario hay un diván de terciopelo estilo imperio en el que está recostada una mujer oriental, vestida con una bata de seda negra. Tiene las muñecas atadas y, sin embargo, se las arregla para sujetar entre las palmas de las manos un cuenco de té humeante. La cuerda es roja, como su pintalabios. Al otro extremo del diván, sus pies asoman bajo la bata, colocados uno encima del otro. Lambert se sienta en la mesa de la última fila. Un camarero le sigue y deja una taza de café junto a él. Ella le mira mientras bebe el té caliente y, al sentir sus ojos, Lambert se yergue en su asiento. En el escenario el maestro hace una reverencia y un hombre con traje negro aplaude. Otro le sigue con la mirada a la vez que se atusa el bigote. En una esquina oscura está sentado un tercero que lleva un antifaz en la cara y se oculta entre las sombras.
Lambert enrolla el periódico y bebe un trago de café. Está frío. Mira a su alrededor. Las ventanas que dan a Saint André des Arts están cubiertas con cortinas tupidas y las lámparas de cristal esmaltado iluminan tenuemente las mesas. En el escenario, el maestro recoge una larga madeja de cuerda roja. Pronuncia una orden en japonés y ella se levanta del diván para volverse de espaldas al público. La bata de seda tiene bordado un dragón en hilo de oro. El maestro le desata las manos. Ella se quita la bata. Un murmullo surge entre las mesas. Primero el hombre de bigote, luego el del traje negro; el del antifaz carraspea. Lambert se inclina hacia delante. Ella está desnuda, salvo por un corsé de cuerda roja que rodea su vientre desde la cadera hasta el cuello. La soga cruza su torso y aprisiona sus pechos por arriba y por abajo, se anuda bajo el cuello y lo ciñe con varias vueltas. Por debajo del ombligo, baja hasta su pubis lampiño, donde forma un nudo que se pierde entre sus piernas y se cierra con el corsé. De su cintura cuelga el resto de la cuerda, una cola hecha de cuatro cabos rojos.
Nawa Shibari
Paula Lapido

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