lunes, 20 de agosto de 2012

Biografía apócrifa

Alejandro en la batalla de Gaugamela. Relieve labrado en marfil de autor anónimo.

-No, ese no es Alejandro -explicó, melancólico, el profesor de Historia a sus alumnos-. No es Alejandro aquel hombre que cruzó el Hifasis y tuvo que regresar porque sus soldados ya se negaban a seguirle. No es Alejandro aquel que volvió a Babilonia, en el corazón de su imperio, para morir postrado sobre el lecho. Alejandro, estad seguros, perseveró en su conquista portentosa, atravesó el Indo y dilató su imperio inconcebible. Llegó a países que nadie ha visitado, luchó con hombres de todas las razas y lenguas. Y seguro que, delirante, cada vez más lejos de su patria, con un último puñado de fieles macedonios y epirotas, continuó fundando Alejandrías sobre aldeas miserables. Y acaso hasta Antípatro, en la lejana Macedonia, y todos los mezquinos generales ya apenas recordaban el rostro de su rey cuando éste perecía en la selva de Indochina, en un desfiladero tibetano o en las últimas nieves de Siberia, devorado por las fiebres que con él se llevaron su imperio enorme y frágil como el humo, habitado por millones de hombres que jamás se conocieron.

Noticia de tierras improbables (1992)
Pedro Ugarte

2 comentarios:

Lapsus calami dijo...

Me gusta. Sí, es de los míos. Me lo quedo. Seguro que sucedió así. Enhorabuena por un blog donde tantos caminos se entrecruzan.

Higinio dijo...

Muchísimas gracias por tu amable comentario, amigo Lapsus calami. Yo también creo que "sucedió así".

Un fuerte abrazo, amigo Lapsus calami.