"-Tomé la precaución de comprar un buen mapa -dijo Padre, desplegándolo y aplanándolo a la luz de una lámpara. Los hombres se acercaron desordenadamente a mirarlo. -Un mapa es tan bueno como un libro,en realidad mejor. Llevo meses estudiándolo.Sé cuanto tengo que saber.Fíjense cómo en el medio está en blanco...ni carreteras, ni pueblos, ni nombres. ¡America fue una vez así!-Mucha agua aquí -dijo Mr. Semper, siguiendo los azules ríos con el dedo.El mapa mostraba un frente de territorio,una costa protuberante con un interior vacío.Las venas azules de los ríos, el verde de las tierras bajas, el naranja de las montañas, ni un nombre, sólo colores vivos. El dedo de Padre era muy adecuado para señalar, diciendo "aquí es adonde nos dirigimos", porque el dedo romo y cortado sólo apuntaba a un perfil vacío..."
La costa de los MosquitosPaul Theroux
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Hace 10 horas
2 comentarios:
No conozco nada de Teroux, pero su texto me gusta.Lo del plano de Padre me ha recordado que la mejor manera de plegar un mapa, es ¡otra!
Lo del dedo de Padre es muy efectivo, es imposible no visualizarlo.
No hay mayor placer en el mundo que ante el mapa desplegado, tocar con el dedo los desiertos de Asia donde habitan serpientes que devoran dromedarios.Y tocar con el dedo el oasis de Siwa buscando la perdida tumba de Alejandro.Y acabar recorriendo con el dedo los canales fueguinos, persiguiendo la estela del Beagle.
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