La inmortalidad del cangrejoLa inmortalidad del cangrejo(3)El ocho de enero, recién afeitado con la maquinilla eléctrica que me habían traído los Reyes Magos, salí de casa poco antes de las nueve y media de la mañana; me topé en el umbral con la asistenta, que me dio a voz en cuello los buenos días; bordeé la tapia del jardín, crucé el arco de San Miguel, fuí caminando hasta el puente de la Estación bajo las ramas desnudas de los tilos, atravesé el el río, que venía turbio y muy crecido, seguí por el paseo de Sotillo, desde donde se veían las torres gemelas de la catedral perfiladas contra un cielo incoloro, llegué a la plaza del Instituto, esquivé algunos corros de alumnos, franqueé el oscuro zaguán renacentista adornado con oleos sombríos de cardenales, devolví el saludo al portero, avancé por el claustro sin mirar a derecha ni a izquierda, pasé junto a la campana y penetré en la sala de profesores.
Santiago R. Santerbás
2 comentarios:
Una vez más queda demostrado que cualquier trayecto,por corto,por rutinario o por efimero que pueda ser...es en suma toda una aventura..
Así es, y tan solo añadir algo sobre la:
Inmortalidad del cangrejo
"El más profundo problema:
el de la inmortalidad
del cangrejo, que tiene alma,
Una almita de verdad ...
Que si el cangrejo se muere
todo en su totalidad
con él nos morimos todos
por toda la eternidad"
Miguel de Unamuno
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