martes, 12 de febrero de 2008

Los primeros hombres en la luna


The First Men in the Moon

The object of Mr. Cavor's search was a substance that should be "opaque"--he used some other word I have forgotten, but "opaque" conveys the idea--to "all forms of radiant energy." "Radiant energy," he made me understand, was anything like light or heat, or those Rontgen Rays there was so much talk about a year or so ago, or the electric waves of Marconi, or gravitation. All these things, he said, _radiate_ out from centres, and act on bodies at a distance, whence comes the term "radiant energy." Now almost all substances are opaque to some form or other of radiant energy. Glass, for example, is transparent to light, but much less so to heat, so that it is useful as a fire-screen; and alum is transparent to light, but blocks heat completely. A solution of iodine in carbon bisulphide, on the other hand, completely blocks light, but is quite transparent to heat. It will hide a fire from you, but permit all its warmth to reach you. Metals are not only opaque to light and heat, but also to electrical energy, which passes through both iodine solution and glass almost as though they were not interposed. And so on.
Now all known substances are "transparent" to gravitation. You can use screens of various sorts to cut off the light or heat, or electrical influence of the sun, or the warmth of the earth from anything; you can screen things by sheets of metal from Marconi's rays, but nothing will cut off the gravitational attraction of the sun or the gravitational attraction of the earth. Yet why there should be nothing is hard to say. Cavor did not see why such a substance should not exist, and certainly I could not tell him. I had never thought of such a possibility before. He showed me by calculations on paper, which Lord Kelvin, no doubt, or Professor Lodge, or Professor Karl Pearson, or any of those great scientific people might have understood, but which simply reduced me to a hopeless muddle, that not only was such a substance possible, but that it must satisfy certain conditions. It was an amazing piece of reasoning. Much as it amazed and exercised me at the time, it would be impossible to reproduce it here. "Yes," I said to it all, "yes; go on!" Suffice it for this story that he believed he might be able to manufacture this possible substance opaque to gravitation out of a complicated alloy of metals and something new--a new element, I fancy--called, I believe, _helium_, which was sent to him from London in sealed stone jars. Doubt has been thrown upon this detail, but I am almost certain it was _helium_ he had sent him in sealed stone jars. It was certainly something very gaseous and thin. If only I had taken notes...


Los primeros hombres en la luna

El objeto de la investigación del señor Cavor era una substancia que fuera "opaca"; - empleaba además otra palabra que he, olvidado, pero "opaca" expresa la idea - a "todas las formas de la energía radiante." "Energía radiante" me explicó era cualquier cosa como la luz y el calor, o como los rayos Röntgen de que se habló tanto hace un año o algo así, o como las ondas eléctricas de Marconi, o como la gravitación. Todas esas cosas, decía, irradian de centros y obran sobre los cuerpos a la distancia, de donde viene el término "energía radiante." Pero casi todas las substancias son opacas a una forma ú otra de la energía radiante. El vidrio, por ejemplo, es transparente a la luz, pero lo es mucho menos al calor, por lo cual se le emplea como pantalla; y el alumbre es transparente a la luz, pero detiene completamente el calor. Por otro lado, una solución de yodina en carbón bisúlfido, detiene completamente la luz, pero es bastante transparente al calor: ocultará una luz de la vista de usted, pero permitirá que llegue hasta usted todo su calor. Los metales son no solamente opacos a la luz y el calor, sino también a la energía eléctrica, la cual pasa tanto a través de la solución de yodina como del vidrio, casi como si no los encontrara en su camino. Y así sucesivamente.
Prosigo. Todas las substancias conocidas son "transparentes" a la gravitación. Puede usted emplear pantallas de varias clases para impedir que llegue a un punto la luz, o el calor, o la influencia eléctrica del sol, o el calor de la tierra; puede usted impedir, con hojas de metal, que los rayos Marconi lleguen a tal o cual cosa, pero nada puede cortar la atracción gravitativa del sol o la atracción gravitativa de la tierra. Pues bien, ¿por qué no ha de haber algo que sirva para eso? Cavor no se explicaba que no existiera tal substancia, y yo, ciertamente, no podía decírselo: nunca hasta entonces había pensado en semejante, asunto. Me demostró, mediante cálculos escritos en papel y que lord Kelvin, sin duda, o el profesor Lodge o el profesor Karl Pearson, o cualquiera de esos grandes hombres de ciencia habría entendido, pero que a mí me reducían sencillamente A una impotencia de gusano, que no sólo era posible la existencia de tal substancia, sino que, además , ésta servía para llenar ciertas condiciones de la vida. Aquello fue una sorprendente serie de razonamientos, que entonces me causó mucha admiración y me instruyó mucho, pero que ahora me sería imposible reproducir. "Sí" - decía yo a todo;- "¡sí, continúe usted!" Baste para nuestra historia saber que Cavor creía ser capaz de fabricar esa posible substancia opaca a la gravitación, con una complicada liga de metales y algo nuevo - un nuevo elemento, me imagino - llamado, según creo, hélium, que le habían enviado de Londres en tarros de hierro, herméticamente cerrados. Ha habido dudas sobre este punto, pero yo estoy casi cierto de que era hélium lo que le enviaban en tarros de hierro. Era. Algo muy gaseoso y tenue.
Si yo hubiera pensado en tomar apuntes...


Los primeros hombres en la luna
H.G.Wells

2 comentarios:

Gavilán dijo...

Allí hubo alguien más, alguien a quien nadie vio, pero que tomó tantos apuntes como pudo en su memoria: el hombre invisible.

Ar Lor dijo...

¡Claro! No había caído en ello. Es una personaje de Wells, también.