Le debía a mi perro más de lo que me debía él a mí. Kahú, se llamaba, un mil razas más listo que el pícaro zagal de El lazarillo de Tormes. Era mi compañero de viajes, siempre de aquí para allá, del frío al calor, de la luz a la sombra. ¡Cómo me quería! ¡Y cómo olvidar aquella respuesta, en dos modulados ladridos, a la pregunta que le hice mientras comíamos de la misma tartera frente al lago Ikón, un més antes de que le atropellara un loco sobre una moto.-Kahú, ¿crees que tal vez debería tomar mujer? Tengo 58 años, y...-Guau, guau- respondió, es decir: -La próxima vez, ¿podrías poner menos sal a la comida?Murió hace seis años. Yo sigo soltero. Dejé la sal.
"Kahú"
5 comentarios:
Para Ar Lor, con un abrazo.
Gracias Gavilán y gracias a todos.
Le debía a mi perro más de lo que me debía él a mí.
¡Cómo me quería!
Dejé la sal.
Necesito leer "Kahú".
Kahú es todos los perros, es la lealtad sobre cuatro patas. Qué te voy a decir que no sepas ya, Ar lor.
Desde luego. Kahú ha hecho mas llevadera mi pena.Gracias.
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