Quizás llegue el día (y tal vez sea pronto) en que desapareceré en los bosques de alguna isla de Oceanía; allí viviré de éxtasis, de calma y de arte. Rodeado de una nueva familia, lejos de esta lucha europea por el dinero. En Tahití, en el silencio de las noches tropicales, podré escuchar la dulce música murmuradora de los movimientos de mi corazón, en dulce armonía con los seres misteriosos que me rodean. Finalmente libre, podré amar , cantar y morir.
Escritos de un salvaje
Paul Gauguin
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