William Broock era un viajero infatigable. No había secretos para él en la redondez de la tierra. Había cruzado seis veces el Sahara montado en reflexivos camellos, sufriendo la angustia de la sed. Padeció el escorbuto en Spitzberg. Frotó su nariz con las narices de los negros que esconden sus cabañas en el arcano del África central. Pisó las inhóspitas playas de Tierra del Fuego y se sentó más de cien noches en los vivaques de los cazadores de pieles de Canadá y ante las escudillas llenas de arroz de los chinos. Subió en globo, descendió en submarino, cortó el hielo con acerados patines, durmió en las copas de los árboles, sufrió y gozó todas las emociones y peripecias de los grandes viajes. Y un día llegó a Madrid; y se situó en la Puerta del Sol para esperar un tranvía, el número 3...
Un viaje en tranvía
Wenceslao Fernández Flórez
Un viaje en tranvía
Wenceslao Fernández Flórez
3 comentarios:
"Primero no esperaban el 3 más que una señora con una cesta y cinco guardias; mas al cabo de media hora, una multitud impaciente y torva se alineaba junto a los carriles, pateando, mirando el reloj y dándose codazos. Unos automóviles que aplastaron a siete u ocho personas no lograron aclarar el grupo. Al fin sonó una voz:
-¡Ahí viene un 3!"
"No se había detenido aún y la muchedumbre se lanzó a asaltarlo.Empujado, pisoteado, pellizcado, el ilustre viajero fue y vino entre la turba.Pegó y le pegaron. Mordió y le mordieron."
"William Broock ha naufragado tres veces y presenció, con el corazón estremecido, las luchas desesperadas por la posesión de un bote o de un simple chaleco salvavidas. Nada, sin embargo, tan tremendo como aquella batalla por alcanzar un puesto en el tranvía número 3."
"Había perdido el casco de corcho y una bota; tenía la sospecha de llevar rotas dos costillas, pero no pudo comprobarlo hasta una hora después, porque no le era posible mover los brazos, apretujado entre los asaltantes."
"Un anciano murió en el instante de decir:"Dos billetes hasta Noviciado"; pero como no podía caerse al sueloo, nadie se enteró de su muerte."
Humorístico relato sobre los peligros de subir al tranvía, por el autor de El bosque animado.
¡Muy bueno!
Excelente, Higinio.
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