Nadie se apeó ni nadie subió en la estación que seguía a la de Shichijo en la línea de Keihan, el tren se detuvo, las puertas se abrieron mecánicamente y, al cabo de unos segundos, se cerraron con un gran suspiro, el jefe de estación alzó la paleta, miró hacia los dos extremos del andén desierto, pulsó el botón en la columna de mando y, por último, hizo una lenta, profunda y ceremoniosa reverencia al convoy vacío que abandonaba sin hacer ruido la estación y seguía su camino rumbo al sur, hacia Uji.
Al Norte la montaña, al Sur el lago,
László Krasznahorkai
2 comentarios:
Excelente entrada, Higinio y bienvenido al "texgen".(texto e imagen)
Hasta dentro de una semana, nos vamos a Formigal.
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