Al fin llegó a la orilla.
Un barco aguarda.
Y un camino que sigue río abajo.
Si le incita a ir al mar la arboladura,
el seco abrigo de la lona parda
siempre podrá ofrecerle el carro que lo trajo.
Aunque él quisiera amar la cóncava aventura.
El viajero
Jorge Urrutia
No hay comentarios:
Publicar un comentario