miércoles, 27 de agosto de 2008

Viaje al oeste. Las aventuras del rey mono (II)

Para entonces el mono había aprendido a caminar, a correr y a saltar de una parte a otra. Se alimentaba de frutos y plantas y bebía de los múltiples ríos y arroyos que surcaban la isla. La mayor parte del tiempo la pasaba cortando flores y subiéndose a los árboles en busca de frutas. No tardó, sin embargo, en entablar amistad con el tigre, el lagarto, el lobo, el leopardo y el ciervo, aunque consideraba a las otras especies de monos como su auténtica familia. Por la noche dormía en cuevas que abandonaba en cuanto el sol emergía por la línea del horizonte y daba comienzo la mañana. El tiempo transcurría con lentitud, pues, como bien reza el dicho popular, "en lo alto de las cumbres el río avanza y retrocede con tanta regularidad que allí nadie es realmente consciente del paso de los años".

Viaje al oeste. Las aventuras del rey mono
(Trad. Enrique P. Gatón e Imelda Huang Wang)
Wu Chen'gen

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