sábado, 29 de noviembre de 2008

El Necronomicón: la traducción de Dee

Walter Bibikow. Dunas de arena
Tras mi estancia en la ciudad de Alejandría me alejé de las poblaciones de los hombres y me dirigí finalmente a los desiertos sin sendas de la Arabia Felix, sólo con la compañía de dos de mis estudiantes en las Artes Hechiceras, el joven Mouli, que contaba con una fuerza prodigiosa y era tan audaz como cualquier león, y el más estudioso Ismail; juntos contemplamos la desolación de los eriales arenosos y estudiamos el movimiento de las constelaciones en el firmamento inconmensurable, e indagamos en los secretos de la Naturaleza.
Me consumía un ansia ávida por descubrir el saber de la Antigüedad olvidada hace eras, y por este motivo guiamos a nuestros camellos a través de las arenas de esa inmensa desolación llamada por los antiguos Roba El Khaliyeh, el Espacio Vacío, porque en los mapas de los geógrafos no es nada más que un espacio en blanco en la página escrita; y es que en la vastedad de los márgenes meridionales de ese Desierto sobresalen de las arenas los huesos viejos de una ciudad primitiva que ya era vieja cuando se colocaron las primeras piedras de Menfis y cuando aún no se habían cocido los ladrillos de Babilonia.

El Necronomicón: la traducción de Dee
Lin Carter

3 comentarios:

Higinio dijo...

Claudio Ptolomeo dividió en tres partes a Arabia: "Arabia Petrae, o Pedregosa (Hejaz), Arabia Felix, o Provechosa (Hasa, Hadramut, Oman Y Yemen), y Arabia Deserta o Desierto (Nejd)".

El Maestro y sus discípulos llegaran a la Ciudad Sin Nombre,("porque no hay ninguna leyenda lo bastante antigua para otorgarle uno")..., y yo voy con ellos.

Gavilán dijo...

Te seguimos, Higinio, gran trazador de caminos.

Ar Lor dijo...

Evocador texto, una maravilla.