martes, 3 de febrero de 2009

El hijo pródigo


"...El más doloroso paso del hijo pródigo es el que tiene que dar, con su verguenza al hombro, cuando toca el timbre de la casa a que vuelve. Son momentos terribles los momentos que pasa el hijo pródigo mientras le abren - ciertamente, con más facilidad de la que esperaba - la puerta que no estaba cerrada a cal y canto. El sudor le brota de la frente, los pulsos se le aceleran en el corazón, y la memoria se le borra barriendo aquel discurso que tenía tan bien aprendido, el Discurso de la salutación, que empezó a componer, con todo cuidado, el mismo día de la marcha.
Garry Davis, ex ciudadano del mundo, ya pagó el portazgo de la verguenza, ya supo de la fría orfandad que se busca, ya obtuvo el perdón que pidió.
Otra vez en su casa, Garry Davis, como todos los hijos pródigos de que la historia se acuerda, empieza la recién estrenada vida del recién nacido que abre los ojos, por vez primera, a los veintitantos o a las treinta años. Quizás, en un cierto sentido, la satisfación, el deleite del regreso sea el premio que se ofrece a quienes vuelven después de haberle visto, con las carnes ateridas, las orejas al lobo..."

Camilo José Cela
"El hijo pródigo.Café de Artistas y otros cuentos"

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