jueves, 5 de marzo de 2009

Hércules y el león de Nemea

Sebald Beham: Hércules y el león de Nemea
Los doce trabajos de Hércules
Capítulo Segundo
El segundo trabajo fue cuando Ércules mató el león en la selva o montaña espessa de árboles nombrada por los de aquel tiempo Nemea. De aquesto fabla Boeçio e muchos istoriales e poetas, por cuya concordia paresçe que sin ficçión contesçió en la que se sigue manera.
Es en Greçia una grant selva o espessura de árboles antigua e espantable, esquiva e non abitada, áspera de peñas e foyada de cuevas, sombrosa e oscura, dicha Nemea, acompañada de fieras e salvajes bestias, entre las cuales avía un león muy grande e bravo, gastador de los pobladores e de allí vezinos. Por miedo del cual los viandantes desamparavan los caminos que pasavan çerca de aquel lugar. E labradores con los bueyes mansos non osavan rebolver la dura tierra nin encomendar las simientes al labrado campo. Los pastores dexavan sus ganados sin osarlos bolver cuando se llegavan a aquel lugar. E los moradores en las caserías e aldeas dexavan su labrança, ençerrándose en el fuerte muro de los mayores logares, recogéndose en las fortalezas e casas altas. Tanto era el temor que del dicho león, e non menos dapño, avido e conçebido avían.
Oyendo esto el virtuoso e valiente cavallero Ércules, acorrió e ayudó al hermamiento e daño que resçibién los de aquella tierra, non aviendo miedo, maguer oyera dezir de otros muchos cavalleros que de ante d'él avían dubdado matar el león dicho, e aún algunos que lo provaron fenesçieron í sus días e entre los dientes del cruel león la suya sin defensión perdieron rebatadamente vida. Antes con virtud non sobrada andovo a la silva dicha buscando el espantable león, combidándolo viniese a él por bozes e amenazas, fasta que llegó a la dura cueva onde el cruel león se reçebtava o estava.
El cual prestamente salió contra él con salto liviano, mostrando las corvadas uñas, los ojos bermejos e sangrientos por muchiguada ira, las crines levantadas, rugiendo con boz desacordada e agra, esforçándose comer a Ércules, usando de tal vianda, es a saber de carne de omnes. Mas Ércules, que mucho mejor de dentro por virtud que de fuera por armas era guarnido, non dubdó el fiero esperar león, nin mudó el valiente propósito. A la fin, con su fuerte maça enclavada derribó el corporiento león e desnudó la piel de los sus miembros e fizo a sí d'ella vestidura bien adobada, que traía sobre las armas. E guarneçió las uñas e los dientes de oro de aquella piel por fermosura. E así se falla esculpido o entallado en algunas imágines de Hércules en las antigüedades de Greçia. Por esta manera fue librada aquella provinçia e fue a memoria e loor del dicho Ércules este trabajo istoriado.
Los doce trabajos de Hércules
Enrique de Villena

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