domingo, 24 de mayo de 2009

Enormes minucias

E. O. Hoppe. G. K. Chesterton.
Y es que ninguno de nosotros pensamos bastante en esas cosas, en esas cosas en que nuestros ojos descansan. ¿Por qué han de ser los ojos tan haraganes? Ejercitemos los ojos hasta que puedan ver los hechos llamativos que cruzan el paisaje tan claros como una valla vistosa. Seamos atletas oculares. Aprendamos a escribir ensayos sobre un gato extraviado o sobre una nube iridiscente.

Enormes minucias
G. K. Chesterton

1 comentario:

Ar Lor dijo...

Chesterton tiene razón, debemos aprender a ver y a veces en contra del cerebro que embrida la visión y la encabrita en muchas ocasiones.