Escribir significa saber que no se está en la Tierra Prometida y que no se podrá llegar nunca, pero continuar de todos modos, tenazmente, el camino en esa dirección, a través del desierto. Sentados en el café se está de viaje; como en un tren, en un hotel o por la calle, se llevan encima muy pocas cosas y no se puede recurrir a ninguna impronta personal, no se es nadie.
Microcosmos
Claudio Magris
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