Fuente de la imagen:Rebeca Tabales blog
Francisco Ayala¡Que belleza, Dios mío; que fascinación! Todo lo que siempre arrebató mi fantasía de niña; todos mis juguetes: piratas fieros, arlequines, marineritos, un gallo, mosqueteros, damiselas, arlequines, pierrots, gatitos y gatazos, aquel fraile tan cómico, apaches, apachas. Y ahora esta odalisca, esta encantadora odalisca, que de improviso se ha lanzado a ofrecernos la Danza de Anitra. ¿No es maravilloso? Viéndola evolucionar con tanta gracia, saltar y contraerse como una llama viva entre las brumas de sus tules celestes, dorados, rosa, bajo esta luz suave como rayo de luna, ¡ay!, a nadie me atrevería a confesárselo, pero yo, que todavía no he besado labios ningunos, daría un mundo por besar ahora mismo los de esa odalisca adorable.
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