Al cabo de unas cuantas horas de verla pasar desde el tren a los dos lados, sucede con ella lo mismo que con el mar... En los primeros términos no se ve nada más que campos y más campos del mismo verde, del mismo tono y del mismo color, horas y más horas de verde terroso, de hierba medio seca y pisoteada... Después, los ojos se vuelven al fondo, y allí llanura y siempre más llanura, con aquella línea donde acaba la tierra, y donde acaba la tierra, el cielo, que aparece más amplio, y que hay más, y que se ve más, y encima de la cortina extendida, el vacío más inmenso y más amplio que pueden soñar los hombres...
Sobre la pampa
Santiago Rusiñol
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