Imaginar cómo puede ser el otro que llevamos dentro, el que sabe escribir pero sólo dicta cuando le da la gana. Caprichoso e intratable, avasallador, imprevisible y sobre todo oscuro. Un tipo de muy difícil convivencia, a veces indigno de confianza, de quien vivimos parasitariamente sin querer confesarlo. Su simple existencia humilla, su voz desconcierta, pero su silencio es una de las mayores torturas de este mundo.
No hay más que una cosa que decir, en el fondo ni el más variado de los escritores puede decir dos. El asunto es único, limitación y grandeza de cada cual. Todo está en vestirlo.
Lo que se escribe es nuestro, pero no somos nosotros.
Cuaderno de escritura (1988)
Carlos Pujol
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