lunes, 28 de noviembre de 2011

El esclavo de sus fines


Bertolt Brecht en 1948. Foto de Kolbe. Wikimedia Commons

El señor K. formuló en una ocasión las preguntas siguientes:
-Todas las mañanas mi vecino pone música en un gramófono. ¿Por qué pone música? Dicen que para hacer gimnasia. ¿Por qué hace gimnasia? Porque, según dicen, necesita fortalecer sus músculos. ¿Para qué necesita fortalecer sus músculos? Porque, como él mismo asegura, ha de vencer a los enemigos que tiene en la ciudad. ¿Por qué necesita vencer a sus enemigos? Porque, según he oído decir, no quiere quedarse sin comer.
Tras enterarse de que su vecino ponía música para hacer gimnasia, hacía gimnasia para fortalecer sus músculos, fortalecía sus músculos para vencer a sus enemigos y vencía a sus enemigos para comer, el señor K. preguntó:
-¿Y por qué come?

Traducción de Joaquín Rábago

El esclavo de sus fines
Bertolt Brecht

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