Antes de irse a vivir a las montañas, el maestro zen Ranryo viajó por los cuatro rincones, sin hacer distinción entre patios y campos, ciudades y pueblos, e incluso sin evitar las tabernas y los burdeles. Cuando alguien le preguntó por qué había actuado de aquella manera, el maestro zen dijo: "Mi camino está allí donde yo esté, no hay ningún resquicio".
Traducción de Neus González
Zen
Manuela Dunn Mascetti
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