Foto del colectivo ucraniano Retroatelier.
El extenuado y sediento viajero perdido en el desierto vio que la hermosa mujer del oasis venía hacia él cargando un ánfora en la que el agua danzaba al ritmo de las caderas.
-¡Por Alá -gritó-, dime que esto no es un espejismo!
-No -respondió la mujer sonriendo-, el espejismo eres tú.
Y
en un parpadeo de la mujer
el hombre desapareció.
Una pasión en el desierto
José de la Colina
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